Desesperadamente buscando a Chuchi
Ella es Chuchi, la sobrina de su tío Antonio. Antonio es un hombre joven, apuesto, que siempre usa camisa blanca abierta hasta la mitad del pecho y tiene muy mal carácter. Su cabello cae como cascada salvaje. Él es quien nos atiende cuando vamos a su casa (la de él, no la de Chuchi). Se para tras la barra y nos sirve los mejores ron tonic de la ciudad, el mejor Martini clásico (no sé por qué pero él insiste en llamarlo Lamborgini), y unos insuperables tragos blancos a base de voka y gin que sabe acompañar muy bien con pistachos criollos. La primera vez que fui a su casa me rasqué muchísimo, pero me veía mucho mejor que Chuchi, claro. Chuchi es demasiado pequeña. No tan pequeña, pero más o menos, y le da alergitis. Esta imagen -poética- es de una de esas noches en casa de Antonio. No recuerdo lo que pasó con exactitud. Fui al baño, resbalé, golpée mi cabeza con el marco de la puerta y me envolví en un ovillo de carcajadas. No por la caída, sino por la cara de vaca recién marcada que ponía Chuchi a medida que se hinchaba y brotaban de sus manfletudos cachetes unas especies de ronchas apocaplípticas dignas del desastre humano. Mientras tanto Antonio hacía una especie de streptease sobre la barra, y Bracho, la perra de Sabrina y una gorda gigantesca que se llama Gaby Arenas y dice ser esposa de Tony Mottola, le gritaban a Chuchi: Chuchi, Chuchi, Chuchi!!!
Dios! No pude soportar tanta risa. Chuchi seguía bebiendo. Se infló como un pez globo y comenzó a escupir como Regan en El Exorcista, aunque no recuerdo si en realidad ella escupía, pero lo cierto es que Chuchi si lo hacía, y de repente Bracho se volvió como loco, se paró sobre una de las sillas y comenzó a saltar, y también comenzó a escupir, y de repente todos se escupían en un acto muy extraño, como de fiesta tribal, y Antonio seguía moviendo su pompis sobre la barra, y yo no aguanté más porque en medio de todo eso, Gabriela Arenas comenzó a hablar de su última colección de diseño de modas, y Chuchi alargaba demasiado un cuento sobre novios extranjeros que no existen, y a mí me dio como ladilla, y me fui. Pero antes tomé esta foto.
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