20060322














Manifiesto mascachicle


(o de como quiero a Fresa)




Primero que nada, Fresa es mi perrita. Es chiuahua, o como sea que se escriba. Demasiado bella. Pero demasiaaado bella. En serio. La compré porque mi hermana estaba conmigo y Fresa, la pobre, estaba perdida. Era así de pequeña. Yo la amo. Aunque bueno, también quiero a Hector, y a Ernst, que es mi preferido porque va a escribir un libro de poemas que va a tener mi nombre. Pero la mejor, la mejor, la mejor, es Fresa. Osea, imagínense que el otro día choqué por su culpa y mi papá, que menos mal que conocía al señor (uy, cómo lo odio) tuvo que pagar el choque, y Fresa que estaba debajo del carro, asustadita, movía su colita así.

Les voy a contar lo que pasó: es que me había comprado unas chanclas blancas con la tarjeta de crédito de mi papá (la noche anterior me emborraché porque es que estoy estudiando una carrera que no me gusta y terminé besando a todo el mundo y esas cosas, y estaba con mi amiga Marianne, alias Avest, alias Gigante Verde, que bueno, la amo y ya, y menos mal que ella estaba porque me ayudó a que me llevaran a mi casa; pero aja, las chanclas...) como estaba deprimida, osea, es que no saben, me fui al Tolón y me compré unas chanclas demasiado hermosas, pues, que me gustaron, y me quedaron grandes, pero no me importó, me las compré junto a unos blue jeans que me hacen ver con más culito. o sea, y un sweater de gamusa que no me gustó tanto, pero que lo pienso usar para arropar a la pobre Fresa cuando le dé frío en las noches. Total, pagué con la tarjeta de crédito de mi papá.

Entonces, estaba regresando a mi casa y vi a Fresa en la grama que me miraba con esos ojos que ay, me los quiero comerrrrr!!! y resulta que venía un carro y yo aceleré para que no matara a mi perrita, y de repente se me cayó un cichle que tenía en la boca y se me enredó con las chanclas que me quedaban grandes y tuve que chocar al viejo maldito de mierda que casi atropella a fresa!!!!! Pero bueno, mi papá pagó esa vaina. Es taaaan bueno, a veces. Aunque lo odio. Como a Leo, que también lo odio, que está más gordo que nunca con esos rollos de marrano, pero de otra manera. A Leo lo uddio.

Ajá, así.

Bueno, pero qué fastidio, chao.

Los amo y ya.

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal